Una reflexión sobre el paisaje que afrontamos durante el confinamiento
Dina Maria Velásquez Carreño
Hasta que no seamos inmunes al virus no recuperaremos el uso del espacio público
Sandra Vicente
Diario de la educación
Valoración artículo original: Es una entrevista con algunas de preguntas que nos hacemos respecto al
panorama que enfrentamos.
Joan Subirats en la UAB es
catedrático en Ciencia Políticas y en el Ayuntamiento de Barcelona es
comisionado de cultura, considera que el panorama actual es una entrada a
conflictos y oportunidades.
Nos aqueja poder entregar la intimidad a las redes,
pero también debemos hacer uso de ellas como una herramienta para el acercamiento,
el trabajo y la información.
Además, hace una
reflexión deliberada a cerca de lo que sucederá en un futuro cercano, dice “que no será fácil volver a la normalidad”
y que es posible “que quizás no queramos
volver a ella”. Todo esto depende de lo que suceda con las ciudades cuando
salgamos de casa, ¿cómo sería el contacto entre las mismas personas? , ¿Es
posible que algunos aún tengan miedo de relacionarse los unos con los otros?,¿
Cómo será el comportamiento de las personas después de que acabe el confinamiento?¿
Cómo será la protesta?
“Hace unas semanas publicó un artículo en Ctxt en que citaba a Bonaventura de Sousa Santos,
quien decía que la normalidad era una crisis permanente. ¿Cómo cree que esta
pandemia ha evidenciado que nuestra normalidad era, precisamente, una
excepcionalidad?”
a Bonaventura de Sousa Santos
recalcaba que la normalidad ni siquiera era algo positivo como siempre creímos
, que usualmente nos abordaba una constante crisis. Está contante crisis
siempre fue catalogada como superable en incluso los hogares normalizaron el
recorte presupuestal, la mínima inversión a la salud y a la academia e incluso
la falta de trabajo. Subirats menciona “ Ya lo dice Naomi
Klein en La doctrina del shock: normalizamos
cosas que de normal no tienen nada.”
En la crisis actual
que contiene un miedo colectivo a la enfermedad y la muerte , las propias
personas encerradas han redescubierto cosas a las que antes no tenían acceso.
La costumbre siempre fue el exceso de trabajo , no pasar tiempo en el hogar, no
tener tiempo personal ,estar siempre seguros , pero sin seguro médico , tal vez
sin posibilidades de un trabajo estable.
Sin embargo, la excepcionalidad que vivimos no
beneficia tanto a otros. La desigualdad sigue siendo siendo evidente y más en
estos escenarios.
Darnos cuenta de ello, no
significa necesariamente remediarlo. En 2008 se tiró de soluciones
cortoplacistas. ¿Cree que habremos aprendido algo?
Observar hechos anteriores como las
crisis del 2008 deja enseñanzas para afrontar los problemas actuales, solo que
estos últimos traen consigo hábitos nuevos a adoptar. Puede suceder que como en
el 2008 prevalezca la indiferencia por quienes menos tienes y se opte de nuevo
por salvar la economía. De igual modo cabe resaltar que de aquella crisis
surgieron grupos de apoyo entre comunidades afectadas.
La crisis ayuda a evidenciar
desigualdades e inseguridades, como la precariedad laboral, la crisis
habitacional o la violencia de género. Pero, para un cierto estrato social,
este confinamiento no ha supuesto sólo ponerlas de relieve, sino convivir con
ellas 24 horas al día, 7 días a la semana.
La desigualdad es más notoria en
estas circunstancias pues sobresalen problemas como “la precariedad laboral, la violencia de género” y otros espacios
que ahora se deben vivir de modo casi que permanente cada día.
De modo que no será lo mismo, nada
volverá a la normalidad, un ejemplo podría ser el atentado del 11 de septiembre
que cambio la seguridad en el mundo. Incluso con los avances actuales en la
tecnología es probable que haya una intromisión en la vida de los individuos
con la excusa de evitar la propagación del virus.
¿Corremos el riesgo de ceder
los datos sobre nuestra intimidad de manera voluntaria, en pro del bien común?
En China en los vagones hay
controles de temperatura corporal que detectan cuando una persona tiene fiebre
y así se le podría aislar más fácilmente del resto de la población, pues la app le avisa al resto de los usuarios
sobre el estado de este pasajero. Nadie estaría dispuesto a dar su información
personal para ser controlado, pero si el tema es sobre su propia salud no se pensará
dos veces.
No hay que dejar de debatir sobre
lo que sucede, no es una atmósfera rigurosamente científica o técnica es un
tema que nos afecta a todos. Pues siempre hay quien tiene para ganar o perder
en cada decisión.
¿Cómo cree que nos
relacionaremos, una vez acabe el contagio? Ahora que hablaba del vagón en
China, ¿cree que mandará el miedo al contagio? Y si es así, ¿esto podría
aumentar las desigualdades y discriminaciones sociales?
Algo así se vio antes
cuando se empezó a decir que la peste (siglo XVII) se produjo en un inicio en
un barrio judío de Barcelona que se destruyó. En la India de se dijo también
que la peste nación en una mezquita y el conflicto entre ambas partes si ya era
suficiente, con las declaraciones del momento fueron una bomba de tiempo.
Volver a salir después
de la larga cuarentena y volver a las actividades usuales que se llevaban a
cabo en el espacio público solo será logrado cuando las personas adquieran
inmunidad. Uno de los puntos más importantes es qué pasará con la educación.
¿Las diferencias en el acceso a la tecnología y el tiempo y
capacidad que tienen las familias para acompañar a los niños en el estudio
durante el confinamiento generarán desigualdades que perdurarán en la vida
académica de los niños y niñas?
Ahora los estudiantes
inscritos a escuelas y universidades hacen uso de la educación virtual y aquí
de nuevo es donde vuelve y repercute el hecho de las desigualdades sociales.
Por el momento se debería entonces abrir una red para la ciudadanía que sane en
parte las necesidades locales. Los niños por lo tanto necesitan para si
actividades de ocio que reduzcan las consecuencias resultado del confinamiento,
las gobernaciones deben dar a las personas recursos para afrontar la crisis
actual.
Durante estos meses, parece que la situación ha cambiado pero los
contenidos y la manera de estudiar se ha mantenido. ¿Cree que es momento para
replantear metodologías pedagógicas?
Los niños necesitan
actividades que estén acorde a su espacio en la casa, como herramientas
artísticas y experimentales que alimenten su conocimiento desde casa. Ahora más
que nunca se necesita que los estudiantes desde cada una de sus casas tengan
como crear recursos para la innovación y la práctica, se debe hacer un cambio
en la forma de enseñar y aprender desde cada hogar. No es lo mismo que en la
escuela. “Más arte, más cultura y más
educación “deben incluirse hoy día para lograr un fin acertado en cada
niño.
Habla de la necesidad de introducir más arte y cultura a la educación. Precisamente
la cultura tiene un papel relevante durante este confinamiento. Estamos
acostumbrados a consumir cultura gratis y estos días se está demostrando cuán
vulnerable es el sector. ¿Es momento para dar más voz a la cultura?
Ahora ya que la cultura ocupara un espacio
importante en cada hogar se le debe dar el valor que le corresponde como nunca
antes. Siempre se ha pensado que está al alcance de todos sin disponer del
valor que tiene para los propios creadores.
De igual modo se sabe
que este gremio será muy tocado por la crisis, pues por ahora se han cancelado
múltiples festivales y encuentros.
Recuperar los espacios públicos es recuperar la soberanía como
ciudadanía. Al principio de la entrevista hablaba de los aprendizajes de
la crisis del 2008, a través del 15M o el Occupy Wall Street. Ambos basados en la movilización. Si en
un futuro cercano se imposibilitan las manifestaciones o la movilización, ¿cómo
será la protesta?
Volviendo al tema de la
protesta es posible que las mismas circunstancias nos delimiten a no poder
hacer uso de ella, el control de los propios entes con el interés de que
prevalezca la salud será un factor que acople el modo en que las personas de
manifiestan. También podríamos esperar que las calles se militaricen y que la
excusa de la salud sea objeto para la dominación.
Estos días se da el debate sobre la presencia del ejército en las
calles. Por un lado la imagen violenta y de gasto público asociado a los
militares y por otra las tareas de desinfección de la UME. ¿Qué pesa más?
Ahora lo que se debe hacer es aprovechar los recursos disponibles para hacer frente a la crisis. Hacer politización del debate nos encamina en diferente dirección a los objetivos que se quieren lograr.
En estos tiempos que cada quien se ha encontrado con sigo mismo, con las personas con quien vive y donde el bienestar y la necesidad de protegerse así mismo y a sus familiares, ya sea por miedo o por prevención, tiene al otro lado de la ventana, aquellos que rompen la barrera de la ley, de igual manera, una necesidad de proteger, de alimentar y de subsistir como siempre lo han hecho.
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